lunes, 21 de septiembre de 2009

Chistes-Recompensa inesperada...

El hombre despertó aquella mañana con una tremenda resaca. La noche anterior se había corrido una enorme juerga fuera de casa. Bebió como un cosaco, ni siquiera se acordaba de cómo había regresado a su casa. Preso de un dolor de cabeza lacerante, doloridos todos los músculos del cuerpo, la garganta reseca, con un sabor en la boca a cobre y vinagre, tenía miedo aún de abrir los ojos, pues le esperaba, estaba seguro, la bronca de su mujer.Abrió los ojos como pudo, y lo que vio lo descolocó. Sobre la mesita de noche había una pequeña nevera, llena de cubitos de hielo, con un par de cervezas bien frías. Al lado, había un par de Alka-Seltzers y un vaso de agua. Al lado del vaso había un sobrecito perfumado. El hombre, anonadado, abrió el sobre y en su interior halló una nota que decía: "Amor mío, vida de mi vida: perdona que no esté aquí para atenderte. Salí un momento, pero regresaré pronto para estar contigo. Te he dejado estas cosas sobre la mesita para que alivies el malestar que quizás sientas después de la borrachera de anoche. Te he preparado un caldito como a ti te gusta, pollo y res, que te espera en el comedor. Le pedí a nuestro hijo que te lo sirva y que esté pendiente de ti. Te dejo un beso con todo mi amor. Tu esposa que te adora".El hombre no daba crédito a sus ojos. Bebió con deleite las dos cervezas bien frías, se bañó, se vistió y bajó al comedor. Ahí, en efecto, lo esperaba su hijo, que lo saludó con cariño y le sirvió el caldo preparado por su madre. Se lo tomó en silencio, mientra pensaba: "¿Qué esta sucediendo aquí? ¿Estaré soñando? ¿Será todo esto una vana ilusión de los sentidos?". Entonces se atrevió a preguntar, con timidez:-¿Qué pasó anoche, hijo?-Llegaste a las tres de la mañana, y venías en completo estado de ebriedad. Estrellaste el coche en la puerta del garaje, le diste una patada al gato, vomitaste en el salón y arruinaste la alfombra que mamá acababa de comprar, orinaste en la maceta. Luego te caíste en la escalera y ahí te quedaste, sin sentido. Tuvo que despertarme mamá para que la ayudara a llevarte a la cama.-Y entonces, ¿por qué todo esto? ¿Por qué las cervecitas, la cariñosa nota, el estupendo caldito y todas estas atenciones?Respondió el muchacho:-Porque mamá te iba a desvestir en la cama y, cuando empezó a bajarte los pantalones, tu dijiste: -¡Quieta, cabrona! ¡Que soy un hombre casado!
Fuente:elblogdelbuenhumor

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