lunes, 22 de junio de 2009

Los colmadones no son ambientes seguros para la diversión nocturna .

Néstor Medrano
Santo Domingo.- La violenta muerte a balazos hace varias semanas de David Hernández Payano, de 24 años, y de Diómedes Melenciano, de 20, en los alrededores del colmadón “El Mameluco” de Villa Juana, con otros cuatro heridos, puso el dedo en la llaga sobre la existencia de este tipo de negocios, que se multiplican en los barrios de la capital y de provincias, sin reales controles preventivos y sin un conteo formal o estadístico del número de tragedias que ocurre en pleitos y peleas.

El año pasado el ex campeón súper gallo de boxeo, Agapito Sánchez, fue asesinado a tiros en un colmadón del kilómetro 10 de la autopista Las Américas.

En otro de estos establecimientos el camarógrafo de Telemicro, David Pimentel, recibió un impacto de bala que llenó de intranquilidad a su familia y allegados.

Al crecimiento desproporcionado de estos negocios se suma una variante que no es nueva, pero que ha tomado ribetes de mayor envergadura: los “liquore stores” o tiendas de licores. Estos establecimientos eran escasos a mediados de la década de los noventa y estaban dirigidos hacia a un público más selectivo, de mayor poder adquisitivo y que por su ubicación, limitaban el acceso masivo, pero ahora abundan.

A pesar de la violencia y del número de muertos no contabilizado oficialmente, en los barrios del municipio Santo Domingo Este, próximo a la Villa Olímpica en la 25 de Febrero, Los Mina, el ensanche Ozama por los alrededores de la Venezuela, en Santo Domingo Oeste, en la prolongación 27 de Febrero, en San Juan Bosco del Distrito Nacional, Honduras, 30 de Mayo, prolongación avenida Independencia, se han erigido colmadones que son verdaderos centros nocturnos, y muchos de ellos han sido escenarios de intercambios de disparos y trifulcas violentas.

“A nosotros no nos queda más alternativa que venir a botar el golpe aquí, ¿cómo crees que puede uno ir a una discoteca como están los precios”, dijo Vicente Rodríguez, en uno de los colmadones ubicados en la Zona Colonial, conocido como “El Romódromo”. Como él, Juan Aparicio, bebedor sabatino de La Venganza, refiere que hay distintos tipos de colmadones y que a la hora de ir a darse un trago no se puede pensar en “arrancar para un barrio caliente”.

“Es que no es que uno quiera, es una situación de economía. Yo no me voy a quedar metido en mi casa un sábado, pero tampoco me voy a una discoteca, porque se gasta demasiado”, refiere.

LOS JÓVENES OBSTRUYEN LA VÍA PARA DIVERTIRSE
En la prolongación Independencia, aparte de los colmadones, ya antiguos y con gran poder de convocatoria como “El Dogout”, entre Honduras y el 30 de Mayo; “El Hangar” del kilómetro nueve y medio, hay una hilera de tiendas de licores, con un “target” de jóvenes que estacionan sus automóviles en los márgenes de la vía y obstruyen el tránsito.

Hasta el momento se desconoce el funcionamiento de estos negocios para fines de recaudaciones de parte del Estado, pues, es conocido que para ello, muchos operan como simples colmados, aunque en diciembre pasado libraron una batalla campal para que la Secretaría de Interior y Policía los liberara de la medida restrictiva de expendio de alcohol después de la medianoche, en Navidad, privilegio otorgado con anterioridad a discotecas y hoteles.

En muchos de los barrios de la capital y de la provincia Santo Domingo, los vecinos han reclamado de manera permanente el cierre de los colmadones, como ocurrió con “El Punto del Mameluco”, donde una balacera provocó dos muertos y cuatro heridos, “El Fuerte”, “Chi Up”, “Otro Nivel”, “El Sitio”, “Chichío”, “Sport Bar Girón”.

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