miércoles, 17 de junio de 2009

Imágenes exoneran a dos dominicanos de Queens


Nueva York.- Cuando agentes encubiertos arrestaron a José y Máximo Colón por vender cocaína en un tugurio de Queens el año pasado, cometieron un grave error: los hermanos dominicanos no habían hecho nada malo. Pero proclamar su inocencia no iba a ser suficiente para los hermanos, tenían que tener pruebas. “Estaba en la cárcel y me puse a pensar... ¿Cómo puedo demostrarlo? ¿Qué puedo hacer?”, dijo en una entrevista reciente José, de 24 años.

Recordó que mirando las paredes de su celda le vino la respuesta: las cámaras de seguridad. Desde entonces, el video de una cámara del club ha eximido a los hermanos de una pena de cárcel, ha llevado al arresto de dos policías y ha engendrado una demanda multimillonaria.

Los oficiales, que el 26 de junio deben volver a comparecer ante un tribunal, se han declarado inocentes, y el Departamento de Policía de Nueva York le ha restado importancia al caso. Pero no es la primera vez que esto ocurre. El 13 de mayo, otro policía en Nueva York fue arrestado por irrumpir en un apartamento de Manhattan con la intención de robarse 900,000 dólares provenientes de ventas de drogas.

En otro caso, según el expediente, unos policías de Brooklyn en el 2007 intentaron usar drogas para recompensar a un informante y en el Bronx, una detective está acusada de mentir sobre un arresto por drogas luego que las imágenes de una cámara de vigilancia refutaran su versión.

En Filadelfia el mes pasado, las autoridades revocaron los cargos de posesión y tráfico de drogas y armas contra un hombre luego que un oficial antinarcóticos fue acusado de colocar información falsa al pedir una orden de allanamiento.

Las revelaciones han provocado la apertura de investigaciones policiales, el traslado de algunos agentes y la revisión de decenas de arrestos realizados por los policías señalados. Muchos acusados han salido exonerados; otros han logrado condenas menos severas.

LA PÉRDIDA DE LA TIENDA DE LA FAMILIA
Para Max y José, la vida cayó en picada después del arresto. Eran dueños de una tienda de enseres en el barrio de inmigrantes Jackson Heights, pero perdieron su licencia de vender tabaco, alcohol y boletos de lotería. La tienda cerró una semana antes de que su caso fuera derogado. “Mi vida cambió completamente”, dijo José.

“Antes yo tenía una vida digna ... ahora no puedo ni vivir en mi propia casa, ni mantener a mi familia”.

José consiguió trabajo en la construcción, mientras Max tarda dos horas yendo y viniendo a Filadelfia como empleado de una bodega de un familiar.

Se mantienen lejos del antiguo barrio debido a la mala fama que tienen allí. Los hermanos han entablado una demanda contra el departamento de policía, exigiendo 10 millones de dólares en compensación. “Estoy furioso porque no sé por qué me ocurrió a mí”, dice Max. “Tanta gente haciendo maldades y no les pasa nada, y yo tratando de hacer las cosas bien y me pasa esto. Estoy molesto con la vida”.

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