miércoles, 17 de junio de 2009

Hipotiroidismo y embarazo


El embarazo naturalmente se caracteriza por un estado de hipotiroidismo fisiológico, lo que se acrecienta al final de la gestación, pero los trastornos tiroideos no controlados traen consecuencias muy graves para la mujer que desea concebir como la que está encinta.

Siempre que este hipotiroidismo funcional sea leve, resulta beneficioso para el feto porque el metabolismo de la mamá se desacelera para proveer de mayor cantidad de nutrientes a la unidad fetoplacentaria. Pero cuando dicho estado pasa lo normal se pueden producir abortos espontáneos, partos prematuros, hipertensión, malformaciones del feto, muerte fetal, bajo peso al nacer, etc.

Cuando la mujer gestante es hipotiroidea y no recibe tratamiento su hijo puede nacer con retraso mental (cretinismo) de ahí se deduce el hecho de suma importancia que la embarazada sea controlada ya que si padece hasta hipotiroidismo subclínico muy leve su bebé no será normal al nacer.

Por otro lado esta afección hace que las madres tengan poca leche y con un valor nutritivo pobre (poca lactosa y triglicéridos) lo que consecuentemente afecta el desarrollo del lactante.


La secreción de hormonas hipofisiarias, prolactina, gonadotrofinas y hormona de crecimiento, son alteradas por la disfunción tiroidea. Todo el sistema reproductivo de la mujer sufre un desequilibrio importante: los ovarios ni la glándula mamaria funcionan con normalidad, la secreción de hormonas se dificulta, la fertilidad se ve amenazada, etc.

Por último, a pesar de que el hipotiroidismo no es hereditario, un niño puede nacer con hipotiroidismo congénito cuando la mamá es hipotiroidea, razón por la que siempre se les realiza a los recién nacidos la prueba del talón para verificar que sus niveles de hormonas tiroideas sean correctos.

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