NUEVA YORK._ La coreografía es casi perfecta. Los movimientos sincronizados al ritmo de una disciplina atlética poca veces vista. Embardunado en color de “barro” desde sombrero hasta las botas y subido en una caja en colores rojo y azul, el “vaquero robot”, escogió la esquina de la calle 180 y avenida Saint Nicholas para destilar su atractivo espectáculo, cuya única paga es lo que le dan docenas de curiosos – niños y adultos – que se congregan en sus alrededores, algunos asombrados por la destreza física del sujeto.
El hombre, cuya procedencia se desconoce, portaba también “revólveres” de la época del Oeste, pero está claro que no son reales. Su show se asemeja al de otros tantos que como él, deleitan en los veranos por sitios estratégicamente turísticos de la ciudad a chicos y grandes.
En Times Square, por ejemplo, diariamente otro “vaquero” toma una guitarra y entona canciones rurales, pero sólo en calzoncillos. El del Alto Manhattan, con rostro de “actor” de las vaqueradas de Hollywood, se llevó los lauros dentro de la celebración de un mercado de pulgas que se llevaba a cabo el sábado 6 de junio durante todo el día.
Sus moriquetas atrajeron a cientos que se preguntaban de dónde salía el “sonido” robótica que el vaquero emitía cada vez que hacía un movimiento.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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