sábado, 20 de junio de 2009

De la cárcel a la sociedad


NUEVA YORK/JOSE ACOSTA/EDLP — “¡Soy libre!”. Así gritó Vilma Ortiz Donovan, de 47 años, cuando la semana pasada su supervisor de libertad condicional le informó que ya no tenía que reportarse ante él, porque estaba totalmente en libertad.
La noticia le llegó a Ortiz Donovan tras 19 largos años de estar en el sistema del Departamento de Corrección del estado de Nueva York, cinco de ellos en la cárcel tras una sentencia basada en la Ley Rockefeller por venta de drogas (2001-2003, 2006-2007), y el resto bajo libertad condicional o en tratamiento de rehabilitación por adicción a las drogas.
“Yo terminaba mi libertad condicional en julio, pero me sacaron antes; el supervisor me dijo que yo lo estaba haciendo muy bien”, dijo la ex presidiaria.
Pero esa libertad Ortiz Donovan se la ganó a pulso, con esfuerzo y dedicación, a tal punto que su paso de la cárcel a su reinserción a la sociedad podría ser un ejemplo para las miles de reclusas que hay en el sistema penitenciario del estado.
Para enero del 2008, en las cárceles del estado había 2,281 mujeres tras las rejas. Las minorías se ven desproporcionadamente afectadas: 21% de las mujeres en prisiones estatales son latinas, el 46% son afroamericanas, y el 31% blancas.
Ortiz Donovan se crió junto a siete hermanos en Huntington, Long Island. Empezó a beber a temprana edad, a los 16 años fue expulsada de la escuela y a los 17 se fue de su casa. En la calle conoció a un traficante y se metió en drogas y ahí comenzó su odisea.

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